Las agencias de publicidad están viviendo una reconversión profunda. Como a la industria discográfica, el cambio de escenario de sus áreas de negocio, auspiciado por las nuevas tecnologías, les ha pillado a contrapié. En épocas de crisis, las empresas necesitan más que nunca optimizar sus ventas,
pero los grandes presupuestos que contaban para partidas publicitarias han pasado a la historia.
Cada vez más, se requiere astucia e ingenio para alcanzar los mismos resultados, empleando menos recursos.
Por suerte, el mundo de la publicidad sigue siendo un hervidero de creatividad, y las tormentas cerebrales, que antes se alimentaban con cifras millonarias, están empezando a contentarse con una dieta de austeridad. Se potencian iniciativas imaginativas, como el marketing de guerrilla, que ha pasado de ser “la publicidad de los pobres” a inspirar las estrategias de las grandes firmas.
Las explosiones virales en Internet pueden alcanzar resultados sorprendentes con una inversión mínima. La gente cada vez ve menos anuncios en la tele y más en la red. Los anuncios presentados en Youtube pueden alcanzar una repercusión internacional superior a las prohibitivas campañas en televisión. Los formatos, metrajes y contenidos ya no están sujetos a las limitaciones del spot emitido en las franjas de publicidad. El marketing de guerrilla en vídeo escapa del aspecto del anuncio tradicional y elude el bloqueo mental del usuario hacia la propaganda reiterativa.
Los canales tradicionales de publicidad están perdiendo adeptos. Las televisiones ven mermados sus ingresos por anuncios. En el informe del “índice de la televisión”, realizado por Zenith según estadística de Kantar Media, el descenso en el segundo trimestre de 2012 de la publicidad televisiva en España alcanzó el 11’6 % respecto al mismo periodo del 2011.
Paralelamente a esta reducción de cota de mercado, proliferan experimentos de marketing de guerrilla en medios no convencionales, en los que audacia, inventiva e ingenio tienen su recompensa, marcando nuevas rutas de promoción. Como usuarios, saturados de mensajes que redundan en las mismas fórmulas, somos cada vez más propensos al aburrimiento y hemos desarrollado inmunidad ante la avalancha de mensajes. Por este motivo son aplaudidas estas nuevas propuestas de publicidad que estimulan la atención. La efectividad del marketing de guerrilla es proporcional al poder de evocación que despiertan las nuevas interacciones con el consumidor.
Encontrar publicidad donde no la esperamos, en teoría, puede ser molesto. No obstante, si esta se materializa en formas inesperadas, la retentiva del usuario permanece abierta. Los anuncios que compiten en los canales propios de los anuncios chillan, no son deseados. En cambio, los espacios inauditos, que requieren publicidad experimental, crean un diálogo nuevo. La gente no quiere más anuncios, sino experiencias qué poder contar.
Las limitaciones del soporte publicitario tal y como lo conocemos hasta ahora son rebasadas con proyectos líricos e imaginativos. Esto confiere el valor añadido de lo inesperado, creando una nuevo vínculo con el espectador. Como ocurre con el arte urbano, del que es deudor, establece una suerte de juego a su inteligencia. Es posible que, en breve, la publicidad nos asalte por todas partes, pero si esta mantiene un nivel óptimo de calidad, quizás no nos importe estar rodeados de ella.
Por el momento, parece que la publicidad abre una ventana al aire fresco, reinventándose a sí misma, pero ¿acabaremos haciéndonos también inmunes al marketing de guerrilla?
Yo también creo que el marketing de guerrilla es un buena herramienta de promoción, siempre que se haga con buen gusto e ingenio!
El buen gusto y el ingenio, tienen que ser inherentes a cualquier campaña de publicidad que se precie, tal como dice Arnau, es una gran herramienta de promoción, siempre y cuando se cumplan los 2 puntos anteriormente mencionados!!
That kind of thinking shows you're an erxept